miércoles, 29 de mayo de 2013

Estructura del Posgrado de la Facultad de Economía.




La base estructural del edificio es de acero y se encuentra recubierta con placas de concreto color rojizo, en cuya composición hay polvo de mármol de Guerrero.

Los dos volúmenes en forma de rectángulos se apoyan uno sobre otro y se cruzan para dar vida al volado que caracteriza a la edificación, estructura que implicó uno de los mayores retos del proyecto, junto con la cimentación, ya que, derivado de la porosidad de la roca del terreno y de la poca homogeneidad del lugar, se encontraron grietas y cavernas que hicieron más complejo el trabajo, como lo explica el ingeniero Héctor Hernández, coordinador de la obra por parte de la UNAM, y encargado de los concursos, licitaciones y seguimiento de obras de la Dirección de Construcción.


La fabricación y montaje de la estructura metálica que da vida al volado se ejecutó parcialmente en un taller, comenta el ingeniero Francisco de Pablo, director general de la Dirección de Obras y Conservación de la UNAM y coordinador de la obra. “Se requirió de una muy buena elaboración de planos para que cuando llegaran las piezas a la obra, el montaje no fuera complicado”, detalla.

La base del edificio es un círculo -que acoge a la biblioteca- hecho de piedra igual a la piedra natural del terreno, con la idea de simular que el edificio surge de la tierra. Esta base que detiene a los dos volúmenes rojos que se intersectan, forman a su vez, parte del concepto de hacer un edificio que en sí mismo fuera escultórico, dice Víctor Legorreta.



“El primer volumen tiene un puente en el que se forma una gran ventana que enmarca la zona destinada a la reserva ecológica y que es el remate de un eje de comunicación con los otros edificios de posgrado -logrando con esto una integración con el entorno-, con los que comparte una plaza de acceso del estacionamiento, que a su vez sirve para tener una separación con los edificios colindantes”, detalla la memoria descriptiva.

“El acceso al edificio es por medio de un vestíbulo a cubierto el cual es formado por la parte baja del volumen que forma un puente”, detalla el documento.

Según explica el arquitecto, en los renders originales el volado estaba detenido por una columna y las ventanas del edificio eran rectangulares.

Sin embargo, conforme se fue dando la planeación se dieron cuenta de que podían eliminar la columna si se hacía una armadura de acero como estructura. Esto cambió la forma de las ventanas, que ya no pudieron ser rectangulares.


“Este es un caso claro que muestra que en lugar de entercarnos con hacer las ventanas cuadradas o rectangulares, salió una versión más interesante y original al tener una solución estructural más sencilla y barata”, comenta Legorreta.

“Queríamos hacer un edificio de primer nivel, digno para ser el de maestría para la UNAM, pero nunca se quiso un edificio ostentoso”, agrega el arquitecto.

Como una forma de reducir costos, la Dirección de Obras y Conservación de la UNAM licitó el proyecto y consiguió que cada parte de la construcción la hiciera la empresa más experta en los diferentes procesos constructivos.

Los encargados del proyecto también realizaron consultas entre miembros de la comunidad del posgrado de Economía, así como entre especialistas de la Facultad de Arquitectura y del Instituto de Biología y del Jardín Botánico de la UNAM, quienes colaboraron en las decisiones de las plantas que se utilizarían en las áreas verdes. Con esto se logró que las zonas naturales conformen 40% del área de planta en las azoteas.

La luz natural, los jardines y los espacios externos son otros elementos que se incorporan al diseño con el fin de que el edificio cuente con iluminación y ventilación natural, lo que a su vez reduce al máximo el consumo de energía.


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